Forjan sus hogares
En yunques de carton,
Escarchan sus miembros
En putrefacto asfalto,
Como rocio de alquitran,
Los coches rugen
Y machacan cuan almirez
Sus sueños y quimeras .
Al despertar,
La puerta cruje estraña,
Y desean que sea
La muerte la que llama,
O la afilada guadaña,
Que refleja la dama llena,
Como incandescente chiribita,
Que refleja la punzante luna
Y atrabiesa la garganta.
Pues es tan solo
El hambre el que llama.
El hambre,
Que grita en la entrañas,
El hambre,
Que decora las cenefas,
El hambre,
Que no mata,
El hambre,
Cobijada en la alcoba,
El hambre,
Carroña de carcoma,
El hambre,
La única que llama.
Vivan esos pietas muertos!
ResponderEliminarVivan esos pietas muertos!
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