En la estepa de Jaén,
como grandes soles brillas,
con el viento se me arrimaron
y un amor me trajeron.
Al tacto de su corteza
y al olor de la aceituna,
sin saber bien con certeza,
si es mi olivo o es mi pluma.
En el bello mar de olivos,
recogiendo la aceituna,
un ultimo aliento se me fuere,
en la estepa de Jaén.
Álvaro García-Atance Gallo
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