Duermo,
y cada vez que duermo,
sendas pestañas se acarician,
y se enlazan cual enredaderas,
cada vez que cierro los ojos
veo
y cada vez que los cierro,
vuelo
y cada vez que duermo,
los petalos de los girasoles
me observan distantes,
y giran desdeñosos sin saber a donde ir,
y las luces me juzgan tajantes
y mis propios labios me acusan de mentir,
pero mis ojos siguen cerrados
y yo duermo
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